Se pueden estudiar millones de asignaturas, pero pocas tan prácticas como la formación en prevención de riesgos laborales. Independientemente del sector al que te dediques, esta formación es necesaria.
Si te dedicas al sector de la construcción, te inscribirás en un curso PRL de 60 horas; si trabajas desde casa frente a un ordenador, te formarás respecto a ergonomía para prevenir problemas musculares y articulares; si trabajas como transportistas, tendrás que formarte en circulación y educación vial para prevenir los riesgos derivados… No importa cual sea la profesión, prevenir riesgos es básico.
¿Qué es la formación en prevención de riesgos?
La prevención de riesgos está contemplada de manera legal, por lo que su formación también está reglada. Esto garantiza que todas las personas que accedan a ella integren en sus conocimientos las mismas bases.
- La obligatoriedad de recibir esta formación se contempla en los artículos 18 y 19 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
La formación en PRL busca desarrollar las aptitudes y capacidades de los trabajadores para que puedan llevar a cabo sus tareas sin poner en riesgo su seguridad o la de terceros.
Debe incluir información respecto a:
- Riesgos para la salud y la seguridad de los trabajadores
- Medidas de prevención y protección
- Medidas adaptadas y acciones en materia de primeros auxilios, lucha contra incendios, evacuación, etc.
¿En qué consiste?
Aunque las materias varían en función del sector o el puesto de trabajo, la formación en prevención de riesgos laborales debe contener, como mínimo, estos bloques:
- Formación general: conceptos generales, legislación y normativa básica, plan de prevención de la empresa, riesgos generales de la empresa, organización frente a emergencias, incendios, etc.
- Formación para el puesto de trabajo: procedimientos, riesgos asociados, medidas para controlar el riesgo…
- Formación práctica: manejo de los equipos, medios de protección, medidas de emergencia y primeros auxilios, etc.
Cuándo formar a los trabajadores
- En el momento de la contratación, como parte del plan de formación general de la empresa.
- Cuando haya cambios que modifiquen los riesgos del puesto de trabajo.
- Cuando se incorporen elementos que cambien las condiciones de seguridad y salud.
- Cuando haya cambios en los métodos de trabajo.
- Cuando se llegue a conclusiones que muestren que es necesario reforzar la formación.
La formación tiene que llevarse a cabo en las horas de trabajo. Si no es posible, y debe realizarse fuera del horario laboral, se descontará el tiempo invertido de las horas de trabajo. El coste no puede recaer nunca en el trabajador.
¿Quién se ocupa de la formación?
- La ley indica que la persona responsable debe ser un especialista de nivel intermedio o superior.
- No puede ser un profesional libre, debe pertenecer a la empresa o a un servicio de prevención de riesgos laborales ajeno.
- Es obligatorio llevar un registro de las formaciones.
- Esta documentación debe guardarse y estar a disposición de la autoridad competente.
Lo más habitual es contratar un servicio de prevención externo que se ocupe de la formación. Sin embargo, es importante implicar a los mandos en la formación sobre cada puesto de trabajo. De esta manera conseguimos:
- Que se cumpla el requisito legal de formación teórico-práctica
- Que el formador comprenda las características y necesidades de la empresa
- Que se favorezca la integración de la prevención
- Que el trabajador perciba la formación con el mismo nivel de importancia que las exigencias de producción, calidad, seguridad y salud
- Que se consolide lo aprendido al ser el mando quien supervise y corrija la forma de proceder de los trabajadores
La formación en prevención de riesgos laborales no es demasiado exigente, no hay que preparar largos y complejos exámenes, sino más bien comprender los conceptos y aplicarlos correctamente de manera práctica.
Es fundamental que una parte de esta formación sea totalmente práctica y en el puesto de trabajo, es decir, presencial. Aunque puede hacerse una parte de forma online, la presencialidad es clave.
Recuerda además que, como empresario, eres el responsable de garantizar que todos los trabajadores reciben la formación necesaria. Como trabajador, debes asegurarte de comprender y aplicar adecuadamente lo que te han enseñado.